El cantante de ópera venezolano se baja de los escenarios madrileños bañado de gloria. Los críticos y, especialmente, el público confirmaron por qué se le ha ubicado entre los 10 tenores más importantes de la escena musical contemporánea. El Liceu de Barcelona será su próxima plaza, luego volverá al Metropolitan de Nueva York y en agosto estará en el Teatro Teresa Carreño. En el medio, espera completar su nueva producción al lado de su tocayo, colega y amigo, Aquiles Báez.
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Todo en Domingo el trabajo de Helén López Vásquez y ver las fotografías de Julio Lozano.
le dice una chica rubia de unos 30 años. "¡Enhorabuena! Lo vi el año pasado en Valencia (España). Me gustó mucho... disculpe, sólo quería saludarlo, muchas gracias, adiós". No hay autógrafos, ni besos, ni fotos. El artista se emociona y bromea, siempre bromea: "Es curioso que me aborden ahora por mi trabajo. Una vez me quedé un año ilegal en España y sentía que todo el mundo me veía pero para perseguirme (especialmente la policía). Fue horrible: ¡me sentía el más buscado de los terroristas del mundo! Yo debo ser un anticristo para los divos, no procuro convertirme en el centro de la atención. Me parece patético andar de cantante de ópera por la vida. Eso de creerse tocado por los dioses es bien triste".
Aquiles Machado, tenor venezolano con 15 años residenciado en España, se mantuvo un mes en la cartelera cultural de la capital ibérica como uno de los protagonistas de La leyenda del beso, una zarzuela en la que el barquisimetano destacó no sólo por su madurez vocal, sino también por ser el único extranjero en el elenco. Una pieza que mantuvo al Teatro de la Zarzuela del centro de Madrid al tope de su capacidad en un mes de temporada. Al estreno asistió uno de los más confesos admiradores de esta disciplina, Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de la ciudad: "Siempre está en mis espectáculos. Lo conozco por eso. Me cae bien. Supongo que su afición le viene de familia, es nieto de Isaac Albéniz, uno de los mejores músicos españoles del siglo XIX". Esa misma noche, una treintena de asistentes, tanto conocedores como neófitos –en su mayoría venezolanos–, esperaron a las afueras del teatro sólo para felicitar a Machado.
LAS VISITAS ILUSTRES
Las personalidades suelen ser habituales en la agenda artística que cumple este criollo alrededor del mundo: "Recuerdo una vez, antes de empezar una de las funciones de La Boheme en Valencia (España), que avisaron a través de los altavoces del teatro que se encontraba Giuseppe Di Stefano en el público, uno de los tenores más importantes de la historia. Nunca olvidaré lo que sentí: una especie de miedo con emoción. Lo mejor es que después se acercó a felicitarme.
Ha sido uno de los momentos que más me ha impresionado de mi carrera". Machado, que para algunos críticos es el sucesor del recordado Luciano Pavarotti, también espera algún día ser visitado por uno de sus ídolos: "Me encantaría que viniera Joan Manuel Serrat, por todo lo que significa para la historia de la música, pero realmente lo que más me importa es el público, al final ellos son nuestros clientes. No trabajamos para los críticos ni para los expertos sino para los que han hecho de la ópera una opción de ocio habitual en sus vidas, un público que afortunadamente se recicla: cada vez veo más gente joven, padres con sus hijos y nietos".
Y de jóvenes y música clásica es de lo que más le ha tocado hablar hace unos días: su despedida de la zarzuela castiza coincidió con el anuncio del Premio Príncipe de Asturias al Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela. El artista, egresado del sistema y que ha sido el único venezolano que ha "dejado la piel" como le gusta decir, en templos como el Metropolitan Opera House de Nueva York, La Ópera de Viena, La Ópera de Roma, el Carnegie Hall y que recibió nada menos que 25 minutos de aplausos en su debut en L’ Scala de Milán en 2007, se emocionó con la noticia: "Para nosotros tiene que ser un orgullo pero no podemos atormentarnos por las campanas. Es importante entender que estamos recogiendo frutos de más de 30 años de trabajo, ahora hay que evitar el sueño que producen los laureles y seguir trabajando.
Admiro al maestro Abreu porque desde siempre sostuvo que no existe la música amateur y la música profesional sino `la música’. Ojalá este premio ayude a entender lo que significa el arte en nuestras sociedades".
CARRERA EN ESPAÑA
Machado debutó en Europa a los 22 años en el Teatro de la Ópera de Las Palmas en Gran Canarias y a los 26 se subió a las tablas del Teatro Real de Madrid (hace ya casi una década). Desde su experiencia, reflexiona recurrentemente sobre la relevancia del sistema de orquestas: "Su labor más importante ha sido acercar a esos jóvenes a un universo de ideas que potencia su espíritu, independientemente de si al final de sus vidas se dedican a la música. Entrar a estas escuelas les permite alargar la visión de sus realidades.
Además, están contribuyendo a que esa cultura que antes pertenecía a las elites, nos resulte cercana a todos. Cuando suena un violín no solamente se emociona el que lo toca." La sala El Liceu de Barcelona (España) lo espera esta primavera: el rol de Rodolfo lo mantendrá ocupado dentro de la obra Luisa Miller producida por el Teatro de la Ópera de París. Posteriormente, se irá a Nueva York para sumarse al elenco de La Gioconda que abrirá la temporada del Metropolitan Ópera House en el mes de agosto, y para noviembre será el Teatro Teresa Carreño el que lo reciba a propósito del montaje de Tosca. Su actuación en L’ Scala de Milán del año pasado, curiosamente, no ha acelerado el ya frenético ritmo de su agenda: "Fue muy importante, sin duda, pero los cantantes no somos como los alpinistas que cada año piensan
Akilitos
La música venezolana junto al rap y el jazz se mezclan en sus ratos de descanso. A la primera consiguió rendirle homenaje junto a su tocayo, Aquiles Báez, con el disco
Báez y Machado, La canción de Venezuela editado en 2006. Esta dupla, autodenominada "akilitos" seguirá produciendo en sintonía: "Estamos trabajando en un nuevo proyecto. Espero adelantarlo en mi próxima visita a Nueva York (ciudad de residencia de Báez). Esta vez será en un formato más pequeño: lo importante es que seguiremos aprovechando el encuentro espiritual que se ha dado entre los dos. Él es un músico extraordinario cuyo trabajo dará mucho de qué hablar en el futuro. Nuestro encuentro ha sido especial y no es porque los dos seamos gorditos (ríe)".
De ida y vuelta
Aquiles Machado reconoce a España como segunda patria: "Me siento cómodo aquí, con todos los problemas que ha implicado la inmigración, creo que he llegado al país con el mejor corazón". Con respecto a la presencia cada vez más marcada de coterráneos en este país, se aventura a soltar un análisis: "Nunca estuvimos forzados a emigrar y ahora al hacerlo, por la razones que sean, se nos presenta una oportunidad histórica. Esto ha significado un profundo viaje interno. Muchas veces hace falta alejarse de las cosas para entenderlas. Con la emigración hemos entendido nuestra identidad y nuestra riqueza".