La vida... es como una caja de bombones. Un regalo barato, anodino y superficial que nadie desea que le regalen. Y si lo devuelves te dan a cambio otra caja de bombones. Te ves atrapado con esas porquerías rellenas de menta que engulles cuando no tienes otra cosa que comer. Bueno, de vez en cuando encuentras alguno relleno de almendra o de toffe pero se agotan pronto y su sabor es efímero. Al final sólo tienes bombones mordisqueados de nueces que te destrozan la dentadura si tu desesperación te lleva a comerte esos también. Al final te quedas con una caja vacía repleta de inútiles envoltorios de papel de estraz.
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